Entendiendo a la Homosexualidad
Se ha establecido que el comportamiento homosexual no es tan sólo, motivado por la necesidad de amor, aceptación e identidad, sino también por respuestas que no son santas, al dolor, al daño, rechazo o al abuso. Estos son factores de la vida en un mundo caído donde somos víctimas del pecado de otros y donde también pecamos nosotros.
Debido a sus propias faltas, necesidades y pecado, los padres quizás no puedan dar seguridad emocional a sus hijos. Si ésto se combina con otros ataques, al sentido de valía propia, tales como el abuso verbal o sexual, el resultado final casi siempre es un retiro hacia el temor, el aislamiento y la envidia. Temor porque ésos que deberían de amarnos no lo demuestran, por razones que no entendemos. Aislamiento porque la baja auto-estima impide nuestra abilidad de relacionarnos con otros y tememos al rechazo si nos conocen tal cual somos. Envidia porque nos sentimos atraídos por aquellos que tienen las cualidades que no poseemos.
En la mayoría de las ocasiones, la atracción hacia personas del mismo sexo comienza antes de la edad de diez años y no es sexual, sino que es emocional e involuntaria. Esto trae confusión, temor y culpa en una persona joven que ya está sintiéndose rechazado y como que no vale nada aumentando así la necesidad por ser afirmado.
Puede ser daño a, o rechazo de la femineidad, o puede ser que la masculinidad no fue afirmada, pero con la madurez sexual esta necesidad erótica y la tentación sexual es fuerte porque está entrelazada con las emociones. La actividad sexual se convierte en una forma de sentirse amado y afirmado. El dolor es cubierto por el placer y recibimos lo que nos parece ser amor. Idolatramos y somos estimados por alguien como nosotros. Hay un alivio temporal de la confusión de la identidad. Podemos desafiar, y tener algún refugio de una sociedad hostil.
Además del daño emocional experimentado, la persona suele culpar a Dios por su dolor y por “Haberlo creado un homosexual”. Cuando un adulto dice que él ha sido un homosexual toda su vida, (por consiguiente, nació de esa manera) él está recordando su estado emocional desde sus tempranas memorias.
Erróneamente él acepta una identidad que tergiversa la verdad acerca de Dios y la especie humana. “Las emociones sepultadas son las raíces de todas estas falsas conclusiones”. Cuando un niño es enajenado, rechazado o traumatizado, involuntariamente separará la mente de las emociones como mecanismo protectivo y se refugiará en un mundo de fantasía fuera de la realidad y la autoridad.
La protección para evitar el dolor adicional más adelante es primordial. La confrontación o el bregar con los problemas es evitado. La mente se puede volverse pasiva, la voluntad rebelde y las emociones dominantes. De este modo las aflicciones del niño lo condujeron a pecados de los cuáles como adulto debe arrepentirse y perdonarse, a sí mismo y a otros. El debe comenzar a conocer a Dios como a un Verdadero Padre, Sanador y Protector.
La homosexualidad tiene dos aspectos. Un mundo caído impone heridas, temores, enajenamiento y confusión de la identidad; por otro lado la gente reacciona en maneras pecaminosas para compensar, consolar y protegerse a sí mismos. Es, claramente, la responsabilidad de los cristianos decir la verdad en amor: que Dios quiere sanar las heridas y perdonar los pecados que nos han cegado a Su diseño y propósito para con nosotros.
“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y Su Verdad por todas las generaciones.” Salmo 100:5
La libertad de la homosexualidad es posible porque…
Las heridas emocionales pueden ser sanadas por Su amor, el cuál nos llena donde el amor humano falla.
El temor puede ser dispersado por la fé y confianza en El quien nos escogió y nos amó.
La soledad puede ser reemplazada por la incomparable presencia de Dios y los verdaderos amigos cristianos.
Se puede arrepentir y ser perdonado del pecado y las ataduras de ira, rebeldía, envidia o lujurias pueden ser rotas por la misericordia y el poder de Dios.
La confusión puede ser clarificada por la luz pura de la verdad de Dios por medio de la Biblia.
Las heridas necesitan compasión y sanidad. El pecado requiere arrepentimiento y perdón. La confusión requiere enseñanza. La compulsión requiere liberación.
“He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; habrá algo que sea difícil para mí?” Jeremías 32:27.
“A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. “Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente. “porque no dejarás mi alma en el Seól, ni permitirás que el santo vea corrupción. “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” Salmo 16: 8-11.