La Era

Un día, mientras Ron y yo estudiábamos la Biblia, llegamos a 2 Crónicas 3:1 donde es menciona al monte Moriah como el lugar donde Salomón comenzó a construir el templo del Señor en Jerusalén. Estaba localizado sobre la era de Arauna jebuseo, el lugar provisto por David. Ron, casualmente mencionó que fue, también, en el monte Moriah donde Abraham había sido probado por Dios cuando se le pidió que sacrificara a su único hijo sobre el altar.

El hecho de que estos tres eventos históricos tan importantes hayan transcurrido en el monte del Templo en Jerusalén tiene una gran trascendencia. Yo sabia que Dios nos estaba enseñando una gran lección. Busqué al monte Moriah en la concordancia según Strong (La concordancia de Strong es muy conocida entre los cristianos de habla Inglesa.) y e contré dos referencias: Génesis 22 y 2 Crónicas 3:1.

Me sentí muy interesada al ver lo que Dios nos había mostrado: una gran enseñanza acerca de cómo debemos edificar un templo de alabanza a Dios. Esta enseñanza ha servido de directriz en nuestro ministerio para liberar a las personas, y creo que el plan de Dios es el convertirnos en Su templo, desde el cual se proclamará por siempre: “Jehová-Jireh – El Señor proveerá.” Esta es una lección de vital importancia.

El primer principio extraído de la enseñanza del monte Moriah es el de la ELECCIÓN. A Abraham se le dió a elegir entre ofrecer a su único hijo en sacrificio, como Dios se lo había instruído o rebelarse y hacer lo que él creía correcto. Abraham escogió hacer la volutad de Dios y creer que Dios proveería un carnero para el holocausto. Así es que salió di puesto a recorrer 50 millas hasta llegar al monte Moriah, con la leña sobre la espalda de Isaac y el fuego y el puñal en sus manos. Antes de subir al monte, adoró junto a su hijo. Esta es la primera vez que se usa la palabra “adoración” en la Biblia. Esto nos muestra lo que nosotros, también, debemos de hacer antes de poner sobre el altar aquello que más amamos.

Isaac entonces preguntó a su padre: “Padre, la leña y el fuego están aquí, mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” Y Abraham contestó: “Dios se proveerá de un cordero para el holocausto, hijo mío.” Edificó entonces Abraham un altar, compuso la leña y ató a su hijo sobre el altar.

Y extendió Abraham su mano y tomó el puñal para matar a Isaac, mas un ángel lo detuvo diciendo: “Abraham, no extiendas tu mano sobre el muchacho porque ya conozco que temes a Dios y no me rehusaste tu hijo, tu hijo unigénito. Entonces Abraham miró y vió un carnero trabado en un zorzal. Lo sacrificó y llamó a aquel lugar Jehová-Jireh, el Señor proveerá. Hasta el día de hoy se dice: “En el monte de Jehová será provisto.” Cuando elegimos sacrificar sobre el altar lo que más amamos, porque así lo pide el Señor, debemos decir: “El Señor proveerá”.

El segundo principio extraído de la enseñanza del monte Moriah es el del TRABAJO ESPIRITUAL en la era. Muchas son las eras que se mencionan en el Antiguo Testamento. La era es el lugar donde se separa el trigo de la paja o lo improductivo de lo productivo. Juan el Bautista habló acerca de Jesús en Mateo 3:11-12:

“Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aven- tador está en su mano y limpiará su era, recogerá su trigo en granero y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

El aventador se usaba para arrojar los granos al aire después de haber sido molidos por el trillodora o golpeados con un mayal (un palo). El viento separaba el grano de la paja, lo valioso de lo inservible.

Así que mientras estudiamos acerca de las diferentes eras en el Antiguo Testamento, podemos ver dónde en nuestras vidas, necesitamos separar lo valioso de lo inservible, lo productivo de lo improductivo; Ojalá que podamos darnos cuenta que también debemos separarnos del mundo.

La primera era que se menciona en la Biblia se encuentra en Génesis 50 y es la era de Atad sobre la cual lloró José la muerte de su padre Jacob. Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José, quienes lo habían vendido como esclavo a Egipto y quienes le habian dicho a Jacob que los animales salvajes lo habían matado, temieron que José estuviera guardando resentimiento y buscara vengarse de ellos. José era el segundo en mando después de Faraón y pudo haberlos ejecutado con tan solo decir una palabra.

Sin embargo él lloró cuando sus hermanos le suplicaron que los perdonara por sus pecados y por todo el daño que le habían causado. Y les dijo: “No teman, ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Ustedes pensaron mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien. Esta era separación es de suma importancia para nosotros los que tenemos viejos agravios y heridas, para los que hemos sido rechazados, acosados, difamados, golpeados, e ignorados – éstos son esqueletos del pasado que seguimos cargando todos los días donde quiera que vamos. Debemos dirigirnos a la era de Atad, que simboliza el PERDÓN. Debemos decir: “Ellos pensaron mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien. La venganza no es mía sino de Él. Yo separo el pasado del futuro por medio del perdón.”

Estos breves pensamientos nos ayudarán a perdonar: el perdón no excusa el mal que se nos hizo pero tampoco se aferra a la ofensa. Existen dos pasos hacia el perdón: el primero es un acto de la voluntad, en el cual, aunque no querramos perdonar elegimos hacerlo. El segundo, dejamos ir el dolor y el resentimiento contra el ofensor mientras seguimos escogiendo perdonar.

La segunda era es la de Gedeón y se encuentra en el capítulo 6 de Jueces. Gedeón estaba sacudiendo el trigo afescondidas en el lagar por que temía que los madianitas se llevaran su cosecha. Esto ocurría Israel había desobedecido a Jehová y se encontraba bajo el poder de Madián. El ángel del Señor se le apareció y le dijo: “El Señor está contigo varón valiente.” Y Gedeón respondió: “Si el Señor está con nosotros, ¿porqué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas las maravillas que hizo cuando sacó a su pueblo de Egipto y que nuestros padres nos contaron? El Señor nos ha abandonado.” Y Jehová le dijo: “Vé con esta tu fuerza y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?”

Gedeón contestó: “Ah, Señor ¿con qué salvaré a Israel? Mi familia es pobre en Manasés, y yo, el menor en la casa de mi padre.” Mas Jehová le dijo: “Ciertamente yo estaré contigo y los derrotarás como a un solo hombre.”

Y Gedeón respondió: “Si he hallado gracia delante de ti, te ruego que me des una señal de que tú has hablado conmigo. Te pido que no te vayas hasta que ponga mi ofrenda delante de ti.” Y Dios dijo: “Esperaré hasta que vuelvas.”

Entonces trajo Gedeón su ofrenda y el ángel del Señor la tocó con su báculo y fue consumidá por el fuego.

Gedeón temió morir porque había visto al ángel del Señor cara a cara, pero Dios le aseguró: “Paz a tí; no tengas temor, no morirás.” Y construyó un altar al Señor y lo llamó “Jehová es paz.”

Luego llamó Dios a Gedeón a derribar el altar que su padre tenía a Baal, (el dios masculinos) y a Asera (la imágen de una diosa). Dios, también le llamó a edificar un altar apropiado para El. Gedeón hizo todo ésto de noche por que temía a su familia y a los hombres de la ciudad.

Al levantarse por la mañana, los hombres de la ciudad vieron que los altares a Baal y a Asera habian sido destruidos y que un toro habia sido sacrificado sobre el nuevo altar al Señor. Entonces fueron a llamar al padre de Gedeón, Joás, porque querían matar a su hijo por ésto. Mas Joás habló en favor de su hijo diciendo: “¿Contenderán ustedes por Baal? ¿Podránustedes defenderlo?” Por eso llamaron a Gedeón “Jerobaal” por que decían: “Contienda Baal contra él”.

El Espíritu del Señor vino sobre Gedeón, quien hizo sonar su cuerno para llamar a los hombres a la batalla y pelear contra Madian y Amalec. Pero antes de ir, le pidió a Dios dos pruebas más de que Él realmente salvaría a Israel por medio de Gedeón, como dijo que lo haría. Así que Gedeón puso un vellón de lana en la era y pidió a Dios que descendiera rocío sobre el vellón quedando seca toda la otra tierra. Y Dios así lo hizo. Gedeón exprimió el vellón y sacó un tazón lleno de agua.

Al día siguiente, Gedeón dijo a Dios: “No te enojes conmigo; déjame hacer una prueba más con el vellón. Te ruego que el vellón quede seco y que el rocío caiga sobre la tierra.” Y Dios así lo hizo: sólo el vellón quedó seco y en toda la tierra hubo rocío.

Esta era nos enseña acerca de LA PRUEBA DE NUESTRO LLAMADO — de hecho, todos tenemos un llamado. Debemos separar el miedo y la duda de nuestra fe. Tal enseñanza expone claramente los efectos que tienen los pecados de los padres sobre los hijos; cómo estos pecados “visitan” la tercera y cuarta generación. Así como Gedeón era un cautivo que tenía que esconderse, muchos hijos que padecen por los pecados de sus padres se sienten cautivos y que deben esconderse.

Gedeón estaba lleno de dudas y miedos y le tomó varias senales de Dios y aún confirmación de esas señales, para ver quién era realmente en el Señor: un varón valiente. Pero él se veía a sí mismo como alguien a quien el Señor había abandonado y como el más débil de una pequeña familia de Israel (mentalidad de víctima).

A pesar de que Dios mismo le habló a Gedeón, él dudó que en realidad hubiera sida Dios. Cuando la ofrenda fue consumida por el fuego, él estaba temeroso de morir. El punto decisivo fue cuando Gedeón detuvo la idolatría de su padre al derribar el altar a Baal y a Asera el cual constituía la adoración a falsos dioses masculinos y femeninos. Fue entonces cuando su padre y los hombres de la ciudad comenzaron a respetarlo. El Espíritu de Dios vino sobre él mientras llamaba a las tropas a las armas. Pero fue con las señales del vellón que Gedeón dejó sus dudas y se convertió en el varón valiente que Dios lo llamó a ser.

Todos estamos llamados a ser guerreros valientes para el Señor, a vestirnos de Su armadura y a pelear contra las trampas del maligno. No te preocupes si tienes que pedirle a Dios varias pruebas de que Él estará contigo. Procede con las fuerzas que tienes al momento, derriba los viejos altares y levanta uno al único y verdadero Dios viviente. El Espíritu vendrá sobre tí y tendrás la prueba de tu llamado. Separa la duda y el temor de tu fe en la era de Gedeón.

La tercera era es de la Rut que, se encuentra en el capítulo tercero del libro de Rut. Rut era la nuera fiel de Noemí, mujer que perdió a sus hijos y a su esposo en Moab. Al morir éstos, Noemí decidió volver a su tierra natal en Judá. Pero antes, les dijo a las mujeres que se habían casado con sus hijos que se quedaran en Moab por que ella no iba a poder tener más hijos para dárselos en casamiento.

Ofra se quedó en Moab mientras que Rut eligió seguir a Noemí. Y ella le dijo a su suegra: “No me ruegues que te deje y que me aparte de ti, porque a dondequiera que tú fueres, iré yo; y dondequiera que vivieres, viviré yo. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo y allí seré sepultada. Así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte nos separe.” Llegaron, pues, a Belén cuando la siega de la cebada comenzaba.

Noemí tenía un pariente de su marido llamado Booz, quien era rico y tenía un campo en el cual permitía a la gente recojer las espigas que los segadores dejaban caer. Booz notó la presencia de Rut y preguntó quién era ella. Pronto comenzó a otorgarle privilegios, a protegerla de sus hombres y le permitió beber agua fresca de las vasijas. Entonces Rut se inclinó a tierra y preguntó: “¿Porqué he hallado gracia ante tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?” Y Booz respondió: “He sabido todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de su marido y que dejando tu hogar viniste a morar entre gente que no conociste antes. Qué Jehová recompense tu obra y que el Señor Dios de Israel, bajo cuyas a las te has venido a refugiar, te pague.” Y Rut se quedó en el campo de Booz hasta que la siega de cebada hubo terminado.

Entonces Noemí le dijo a Rut: “Mira hija, ¿no he de buscar un hogar para ti, para que te vaya bien? Booz es nuestro pariente. Él estará aventando la cebada esta noche en la era. Mas no te darás a conocer hasta que haya terminado de comer y beber. Y cuando se acueste, tu te acostarás a sus pies y él te dirá qué hacer.”

Cuando Booz la encontró a sus pies le dijo: “Que el Señor te bendiga. Haré contigo lo que tú me pidas. Eres una mujer noble, pues toda la gente de mi pueblo lo sabe. Hay otro pariente más cercano que yo. Se él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere, yo te redimiré.”

No fue hasta que Booz hubo consultado con su pariente más cercano que pudo redimir la tierra y casarse con Rut. Y engendraron ellos a Obed, padre de Isaí, – padre de David (antepasado de Cristo Jesús).

Esta es la era de la PURIFICACIÓN. La separación entre la lascivia y el amor. Al elegir un compañero, uno debe lavarse, ungirse o santificar su cuerpo, ponerse vestidos limpios y humillarse a tierra.

“¿No saben que los injustos y los malvados no heredarán, ni tendrán parte alguna en el Reino de Dios? No se dejen engañar, porque ni el impuro, ni el inmoral, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los que participan en la homosexualidad, ni los engañadores, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los que hablan palabras deshonestas, ni los estafadores heredarán, ni tendrán parte en el reino de Dios.

Porque así eran algunos de ustedes en otro tiempo. Mas fuisteis lavados purificados mediante la expiación y liberados de la culpabilidad de pecado. También fuisteis consagrados (separados, santificados) y justificados (declarados justos por fe) en el nombre del Señor Jesucristo y del Espíritu Santo de Dios. Todo se me permite (me es lícito) pero no todo me conviene, ni me hace bien, ni es útil, ni provechoso cuando se las considera junto a otras cosas. Todo me es lícito mas yo no me dejaré dominar por nada.

La comida es para el estómago y el estómago es para la comida, pero Dios destruirá finalmente las funciones de ambos. El cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor y el Señor, para el cuerpo (para salvar, santificar y resucitar).

Dios resucitó a Jesús y también nos resucitará a nosotros por Su poder. ¿No ven ustedes que sus cuerpos son miembros (partes fundamentales) del cuerpo de Cristo el Mesías? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! O, ¿no saben que cuando un hombre se une a una ramera, se vuelve uno con ella? Los dos, está escrito, serán una sola carne [Génesis 3:24].

Pero el que se une al Señor, un espíritu es con Él. Deja toda inmoralidad y libertinaje sexual. Huye de toda inmundicia, sea de pensamiento, palabras o hechos. Cualquier otro pecado que el hombre comete está fuera del cuerpo, mas el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo.

¿Acaso no saben que sus cuerpos son templos, santuarios mismos, del Espíritu Santo, quien vive dentro de ustedes y a quien han recibido como don de Dios? Ustedes no se pertenecen a ustedes mismos por que fueron comprados por precio, comprados y pagados con lo más precioso ahora le pertenecen a El. Entonces honren y glorifiquen a Dios con sus cuerpos (1 Corinthios 6:9-20).” La era de la purificación separa la lujuria del amor.

La cuarta era es la era de Nacón y el registro se encuentra en 2 Samuel 6:1-8 y en 1 Crónicas 13. Esta historia que, ha causado gran consternación entre los cristianos en realidad es una gran lección acerca de la sumisión. David había reunído 30,000 hombres, ellos eran hombres de Israel, escogidos para regresar el arca a Jerusalén después de haber estado cincuenta años en la casa de Abinadab. Uza y Ahío conducían el carro nuevo sobre el cual habían colocado el arca. David y toda la casa de Israel danzaban ante Jehová con todas sus fuerzas. Cuando llegaron a la era de Nacón, los hueyes tropezaron y el carro se sacudió. Entonces Uza extendió su mano para sostener el arca pero al tocarlo cayó muerto.

Aquí se encuentra el interrogante para muchos cristianos: ¿Porque muere un hombre que toca el arca cuando sólo está tratando de que no se caiga? Nos parece injusto y hasta despiadado, pero hay aquí una gran lección. En Números 7:7-9, se nos dice que dos carros y cuatro bueyes les fueron dados a los hijos de Gersón, y cuatro carros y ocho bueyes a los hijos de Merari para cargar los utensilios del tabernáculo, pero a los hijos de Coat no se les dió ni carro ni bueyes porque a ellos se le había asignado cuidar del santuario y de los utensilios sagrados, los cuales debian ser cargados sobre sus hombres.

Éxodo 37:1-5 nos relata que Bezaleel, quien construyó el arca, hizo varas para meterlas por los anillos que tenía el arca a los costados, y así, cargarla. Se nos dice también en Números 4:15 que nadie mas que el sacerdote podía tocar las cosas santas; de hacerlo cualquier otra persona, morirla. Así que las condiciones en las cuales debía de transportarse el arca habían sido establecidas claramente por Dios. Pero Israel y su rey, David, fallaron en hacer las cosas a la manera de Dios, lo cual trajo a consecuencia la muerte de Uza por no haber hecho las cosas como Dios habia indicado.

En esta era aprendemos que Dios nos enseña: “Mi obra debe hacerse de acuerdo a mis instrucciones.” “Hay caminos que al hombre le parecen rectos pero su fin es de muerte” (Proverbios 14:12). Muchos de nosotros acostumbramos decirle a Dios: “O, Señor, bendice mis planes y yo te daré toda la gloria.” Pero Él nunca llega a recibirla. En esta era, la era de SUMISIÓN, debemos separar nuestra voluntad de Su voluntad.

La quinta era es la más famosa — la era de Arauna jebuseo que se encuentra en 2 Crónicas 3:1, 1 Crónicas 21 y 2 Samuel 24. (En 1 Crónicas 21 se llama la era de Ornán jebuseo.)

Se enojó Dios con Israel y retiró Su gracia, permitiendo que Satanás tentara a David a hacer un censo de Israel y Judá. El hacer un censo en sí, no es pecado, cuando Moisés hizo un censo, por que así lo habia ordenado Dios, eso fue muy apropiado, pero David cedió al pecado al poner toda su confianza en los resultados del censo, los cuales mostraban la cantidad de hombres y riquezas que poseía en vez de poner su confianza en Dios.

Joab trató todo lo que pudo de convencer a David de que no llevara a cabo el censo, pero David estaba determinado a hacerlo. Después de nueve meses Joab regresó con los resultados del censo. A David le cayó un cargo de conciencia y le dijo al Señor: “He pecado grandemente por lo que hice. Te ruego que quites el pecado de tu siervo. He actuado neciamente.” David había puesto su confianza en los números y en su riqueza, mas no en el poder de Dios. Y Él le dió tres opciones para que David eligiera su propio castigo: 1. Seite años de hambre; 2. Huir tres meses de sus enemigos; o 3. tres días de plaga. Entonces David dijo: “Estoy muy angustiado, mejor es que caigamos en las manos del Señor por que su misericordia es mucha y es grande, mas no caiga yo en manos de hombre.”

Y envió Dios una plaga sobre Israel que duró tres días y murieron 70,000 hombres. Y cuando el ángel extendió su mano para destruir a Jerusalén, el Señor se arrepintió de aquel mal y dijo:

“Basta ya; detén tu mano. Y el ángel del Señor estaba en la era de Arauna jebuseo.” Arauna estaba trillando el trigo con sus cuatro hijos cuando vió al ángel y sus hijos se escondieron. Luego se acercó David hasta la era. Arauna fue hasta él y se postró en tierra ante David. “He venido a comprarte la era a fin de edificar un altar a Jehová para que cese la mortandad del pueblo,” dijo David (2 Samuel 24:18-25, la construcción de un altar sobre la era).

Arauna quiso darle a David la era, los bueyes y la leña para el holocausto. Pero David respondió: “No, insisto en pagarte su justo precio. No ofreceré holocausto al Señor que no me haya costado nada.”

Así que David compró la era, los bueyes y la leña por cincuenta siclos de plata. Y construyó un altar donde sacrificó holocausto y ofrendas de paz. Entonces Dios oyó las súplicas y la plaga cesó en Israel.

La era de Arauna es pues la era de la SANTIFICACIÓN — significa el apartarnos del mundo y sacar al mundo de adentro nuestro. Debemos dejar de confiar en nuestra carne, fuerza, entendimiento, dinero, talento y cualquier otro recurso mundano y a su vez, debernos poner nuestra confianza solo en Dios y al igual que con David, ésto siempre nos cuesta algo. Aquí vemos el doloroso proceso de separar nuestra inservible carne de nuestro productivo espíritu. Es en ésta era donde nosotros nos separamos del mundo.

Esto significa nuestra separación de una vida centrada en la carne (mente, voluntad, emociones y cuerpo) para centrarla en el Espíritu. Una vida separada del mundo significa separación de personas, lugares o cosas que nos unen al mundo en vez de unirnos al Reino de Dios. Al proceder así, podremos resistir al diablo y éste huirá de nosotros. Será despues de separarnos del mundo, la carne y el diablo, que nos convertiremos en templos de alabanza a Dios y estaremos siempre proclamando que el Señor proveerá. (Lea Santiago 4:1-10.)

En el relato de Crónicas se nos dice que David y los ancianos se vistieron de cilicio (de luto) y se postraron sobre sus rostros en llanto y lamento. Es vital que pasemos por la era de la santificación a fin de llegar a ser personas santas y separadas para Dios. Esta consagración se logra por el poder purificador de Su sangre.

La sexta era se encuentra en 1 Reyes 22:6. Fue en la puerta de Samaria donde el rey Acab, uno de los reyes más malvados, se reunió con Josafat, un rey justo, para discutir si juntos deberían hacer guerra contra Ramot de Galaad. Josafat accedió a pelear juntos pero antes quiso consultarle al Señor si era Su voluntad que así lo hicieran.

Acab reunió a sus cuatrocientos profetas, quienes siempre le decían lo que él quería escuchar. Y ellos le dijeron: “Sube, por que Dios la entregará en manos del rey.”

Josafat, que no quedó satisfecho, preguntó si había otro profeta a quien consultar. Acab le respondió: “Hay aún otro profeta llamado Micaías, hijo de Imla, pero él nunca me profetiza el bien sino solamente mal.” El mensajero trajo a Micaías y le aconsejó que predicara éxito para el rey así como lo habían hecho los demás profetas. Pero Micaías respondió que sólo diría lo que Dios le revelaría.

Entonces el rey Acab le preguntó al profeta: “¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad o la dejaremos?” “Sube y serás prosperado y Jehová la entregará en manos del rey,” dijo Micaías.

Pero Micaías debío de haber usado un tono sarcástico porque el rey lo reprendió diciendo: “¿Cuántas veces he de exigirte que me digas sólo la verdad en el nombre del Señor?”

Micaías contestó: “Ví a todo Israel esparcido por los montes como ovejas que no tienen pastor. No tienen señor. Vuélvase cada uno a su casa en paz.”

Mas Acab dijo a Josafat: “¿No te lo había dicho yo? No profetizará nada bueno acerca de mí.”

El profeta habló y dijo: “Oye palabra de Dios. Yo ví al Señor sentado en su trono y a todas las huestes del cielo a su derecha y a su izquierda. Y el Señor preguntó: “¿Quien inducirá a Acab a subir y caer en Ramot de Galaad?” Y uno decía de una manera y otro decía de otra manera. Entonces salió un espíritu y se puso delante de Jehová y dijó: “Yo lo induciré.” “¿De qué manera?” preguntó el Señor. “Iré y seré espíritu de mentira en boca de todos los profetas.” Y Dios dijo: “Vé y hazlo así porque le inducirás y lo conseguirás.”

Uno de los falsos profetas, Sedequías, hijo de Quenaana, abofeteó a Micaías en la mejilla y le dijo: “¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte?” Micaías respondió : “Tú lo verás en aquel día cuando andarás de aposento en aposento para esconderte.”

El rey Acab ordenó poner a Micaías preso hasta que volviera a salvo. Micaías dijo: “Si regresas a salvo, el Señor no habló por medio de mí. Oíd mis palabras ustedes todos.”

Acab se disfrazó y entró en batalla junto con Josafat, quien fue con sus ropas reales y gritó para identificarse como tal. Pero como el enemigo sólo quería a Acab, lo dejaron ir. Una flecha lanzada a la ventura alcanzó a Acab y este murió ese mismo día.

Dado que el rey Acab prestó sus oídos a la falsa profecía que él quería escuchar, cayó preso del espíritu de mentira y no pudo escuchar la verdadera profecía de Dios. Se dío a la idolatría, a la rebelión y a la voluntad propia. Esto le costó la vida.

Debemos ir a la era del DISCERNIMIENTO, donde separamos la verdad de la mentira. Debemos escuchar lo que Dios nos dice y no lo que queremos escuchar.

Esta es la conclusión de nuestra enseñanza acerca de la era. Recuerda que mientras pasas por el proceso de la separación, vendrán momentos abrumadores. Te sentirás como si hubieses sido lanzado al aire “para separar el grano de la paja”. Te sentirás como si todo en tu vida estuviese siendo abierto y limpiado. Aférrate al Señor. El hará que salgas de ésto como un buen grano que producirá una rica cosecha.

Recuerda que:

El pérdon separa el pasado del presente.
La prueba de nuestro llamamiento separa la duda y el miedo de la fe.
La purificación separa la lascivia del amor.
La sumisión separa nuestro camino de Su camino,
La santificación separa al mundo de nosotros y a nosotros del mundo.
El discernimiento separa la mentira de la verdad.
El último principio en la enseñanza acerca del monte Moriah es la construcción del Templo de Salomón, desde donde por siempre se proclamará: “Jehová-Jireh — El Señor proveerá.” EL CAMINAR (VIVIR) POR FE Después de haber escogido y hecho el trabajo espiritual, debemos caminar (vivir) por fe . Debemos creer que en realidad, las ataduras espirituales fueron rotas, por que así lo hemos elegido y pedido en oración. Hemos roto las cadenas en el ámbito espiritual. Ahora debemos vivir en libertad por medio de la fe. Josué 1:9 nos dice cómo caminar por fe:

A Josué y Caleb se les dijo…

Sé fuerte y valiente
No temas
Sé prudente en obedecer al Señor
Dios irá delante de tí y estará contigo
El Señor nunca te dejará, ni te desamparará
No te desanimes
No dejes que la palabra se aleje de tu boca (memorízala y díla frecuentemente)
Medita en ella día y noche para que sigas todo lo que allí está escrito.
Entonces serás prosperado y tendrás éxito. No nos sentiremos fuertes ni valientes. Nos sentiremos solos y temerosos — nos sentiremos como si Dios nos hubiera desamparado. Nos sentiremos desanimados. No tendremos ánimo para leer, ni memorizar la Palabra, ni para obedecer a Dios. Así que, ¿cuál es la solución? Cuando todo estaba contra David, él se animó así mismo en el Señor.

Tenemos que caminar en fe — lo cual es tener la convicción de lo que no se ve. Debemos estar de acuerdo con la Palabra por encima de nuestros sentimientos, los cuales no son confiables. Nuestros sentimientos nos mentirán. La Palabra de Dios es verdadera siempre y nos llama a vivir de acuerdo a ella y no de acuerdo a nuestros propios sentimientos. Fue el vivir de acuerdo a nuestros propios sentimientos lo que nos puso bajo la atadura de la homosexualidad. Por lo tanto, para ser libres debemos elegir el creer y hacer las cosas anteriormente mencionadas. No necesitamos saber cómo ésto ocurrirá. Solo necesitamos estar en acuerdo con Dios, quien indicó que hiciéramos estas cosas, así es que deben ser posibles. Pide ayuda a Dios. Confía y obedece.

ÉXITO Y PROSPERIDAD ESPIRITUAL

La lección acerca de la construcción de un altar sobre la era es la revelación más útil de nuestra enseñanza. El ángel del Señor había extendido su espada para destruir a Jerusalén, como castigo, cuando David desobedeció a Dios al realizar el censo sin Su consentimiento. Una plaga había matado a 70,000 Israelitas. El Señor se angustió por tal calamidad y le ordenó al ángel: “Basta ya; detén tu mano.” El ángel estaba en la era de Arauna jebuseo. Al David ver al ángel matar a su pueblo, le dijo al Señor: “Yo he pecado y he hecho mal. Pero estas son ovejas, ¿qué han hecho? Caiga tu mano sobre mí y mi familia.”

El profeta Gad vino a David y le dijo: “Ve y edifica un altar al Señor en la era de Arauna jebuseo.” Fue David entonces a Arauna para comprar la era y construir un altar a Dios para que cesara la plaga. Arauna ofreció regalarle la era a David junto con los bueyes, los trillos y los yugos de los bueyes para el holocausto. Mas David dijo: “No, yo insisto en pagarte. Pues no he de ofrecer al Señor holocausto que no me haya costado nada.” Compró entonces el rey la era, los trillos y los yugos y construyó un altar al Señor donde ofrecer holocausto y ofrendas de paz. El Señor y detuvo la plaga contestando así las oraciones del pueblo de Israel.

Esto se aplica a nuestro proceso de separación, para en el cual se remueva la paja del grano productivo. Es importante que construyamos un altar al Señor y le adoremos sobre la era cuando estamos en pleno proceso de ésta dolorosa separación, así como también cuando estamos diciéndole “no” a nuestras antiguas y pecaminosas reacciones y a los deseos adictivos. Debe de haber sacrificio–no ofrezcas a Dios algo que no te haya costado nada. Hay un precio que pagar — es el renunciar a la verganza y a lo hábitos que no apartar de Dios. Entonces “la plaga” cesará. Y mientras adoras a Dios y acudes a Él en medio de la tentación, podrás romper las cadenas que te sujetan al pecado. Él te librará.

La Era
by Ron and Joanne Highley